Quantcast
Channel: fundamentalismo – La Ciencia y sus Demonios
Viewing all 105 articles
Browse latest View live

Teorías conspiratorias contradictorias y religión: el fascinante mundo de la incongruencia

$
0
0

teoria conspirativa¿Existe alguna relación entre las cada vez más populares y novedosas teorías conspiratorias con el clásico fenómeno de la religión? Pues aunque en principio pudieran parecer separados (y hasta antagónicos), ambos conceptos están más que relacionados a través de los siempre fascinantes mecanismos cerebrales.

Dentro del variado mundo de las supersticiones y de las creencias más absurdas, las teorías conspiratorias tienen un lugar privilegiado. Por supuesto que existen infinidad de ellas y prácticamente casi cualquier acontecimiento relevante o simplemente conocido tiene al menos una teoría conspirativa capaz de reunir a cientos (cuando no a miles) de acólitos y, en este mundo interconectado, estas teorías se replican cual epidemia viral a través de innumerables sitios del ciberespacio, de artículos periodísticos y hasta en libros. Además, es generalmente por todos conocido (y hasta aquí no hay nada novedoso) que los seguidores de una determinada especulación conspiratoria suelen ser bastante receptivos a otras explicaciones conspirativas aunque no estén relacionadas de ninguna manera entre ellas, siendo por tanto estos individuos muy propensos a ir añadiendo a lo largo de sus vidas un conjunto más o menos heterogéneo de las mismas. Así, aquellos que creen que el gobierno norteamericano esconde alienígenas en la famosa Área 51 tienden también a creer con más facilidad que la princesa Diana fue asesinada deliberadamente, que la llegada a la Luna del hombre es pura propaganda o que los virus del SIDA y/o del Ébola fueron premeditadamente fabricados en un laboratorio.

Pero por otra parte existen muchas teorías conspiratorias que no sólo no se apoyan, sino que ni siquiera son neutrales entre sí. Es decir, existen especulaciones conspiratorias sobre un mismo tema que son marcadamente contradictorias, de tal forma que si alguien cree en una de ellas por pura y simple lógica no debería poder aceptar otra explicación alternativa diferente. Pues bien, la sorpresa aparece cuando se analizan este tipo de conspiranoias contradictorias tal y como hicieron hace ya algunos años psicólogos de la Universidad británica de Kent. princesa diana conspiracionLos investigadores analizaron los diversos argumentos relacionados con la muerte de la princesa de Gales. Así los científicos encontraron que había teorías que aseguraban que la princesa fue asesinada por los servicios secretos británicos o por enemigos de su novio Al-Fayed, mientras que por el contrario otras especulaciones afirmaban que Diana simuló su propia muerte, de tal manera que en la actualidad se encontraría viva (y supuestamente feliz) escondida y alejada del mundanal ruido en algún recóndito lugar paradisiaco. Ante ambas premisas, lo normal sería que los sujetos de estudio (en este caso estudiantes de la propia carrera de psicología en Kent) se decantaran bien por el asesinato planificado o bien por la falsificación de la muerte por parte la interfecta. Pues bien, sorprendentemente (o no) la mayoría de los individuos estudiados fueron capaces de creer a la vez que Diana fue asesinada y que también falsificó su propia muerte.

Estos mismos investigadores ingleses estudiaron otra teoría conspiratoria,  el destino del famoso Osama ben Laden. Así algunos conspiranoicos del tema sugieren que 1304332913015Osama llevaba muerto varios años antes de su supuesto asesinato en Pakistán a manos de comandos estadounidenses y que incluso sus pretendidas apariciones en video a lo largo de los años fueron en realidad montajes de los servicios secretos norteamericanos. Otra teoría afirma por el contrario que ben Laden sigue vivo en la actualidad, puesto que supuestamente fue capturado y está retenido por la CIA mientras se le interroga en alguna de las innumerables cárceles secretas que el Imperio tiene desperdigadas por el ancho mundo.  Pues bien, en el mismo estudio comentado anteriormente otros estudiantes de la misma universidad fueron capaces de aceptar incongruente y mayoritariamente ambas explicaciones a la vez: que llevaba muerto muchos años mientras que también estaría vivo y preso en la actualidad, lo que le convertiría en una especie de talibán cuántico, algo así como el famosísimo gato de Schrödinger tal y como muy bien resumían los investigadores en el título de su estudio: “Dead and Alive”.

Los autores sugieren que lo importante no es el fondo de las afirmaciones, sino que las personal adeptas a las teorías de la conspiración asumen una estructura conspiranoica de creencias denominada “coherencia global”, capaz de funcionar como un todo dogmático que enmascara las contradicciones individuales, así cualquier nueva teoría conspiratoria (independientemente de su significado específico) puede incluirse sin verse afectada por la lógica intrínseca de la misma o por su concordancia o refutación con las previamente aceptadas, favoreciéndose por el contrario la aprobación de todas ellas en su conjunto y dejando abierta la puerta a otras nuevas sean estas cuales sean.

Por supuesto que este tipo de comportamientos tan chocantes y absurdos no es exclusivo de un pequeño número de personas marginales, adeptas a extrañas conspiraciones sino que en realidad es la base fundamental que ha permitido, entre otras muchas irracionalidades, la existencia y la pervivencia a lo largo del tiempo del fenómeno mágico-religioso en toda su extensión, a pesar de su patente incongruencia cuando se compara con la experiencia, la realidad más cotidiana y todos y cada uno de los avances científicos desvelados en los últimos siglos.

Para entender este tan particular fenómeno mental es bueno hacer un poco de historia. Allá por los años 50 del siglo pasado, el psicólogo social estadounidense Leon Festinger se encontró con una noticia en un periódico local en la que se decía que durante sus múltiples visitas, un alienígena (que era la nueva identidad del Jesucristo bíblico) del planeta Clarión había revelado a una ciudadana del estado de Utah un inminente cataclismo global que destruiría la Tierra. Pero como siempre queda la esperanza, algunos elegidos podrían salvarse antes del desastre al ser rescatados por naves provenientes de ese misterioso planeta. El investigador y su equipo decidieron entonces estudiar a la profetisa que había recibido la revelación y a los seguidores de este incipiente culto milenarista y analizar la reacción del grupo ante el más que evidente e inexorable incumplimiento de las apocalípticas a la vez que erróneas creencias. Los estudiosos razonaron que, cuando pasara el momento profetizado por el divino extraterrestre para el apocalipsis geológico que abriría la puerta a lo que la profetisa denominó “la época de la luz” no tuviera lugar, la secta se enfrentaría ante un terrible dilema: deberían cambiar profundamente y abandonar sus creencias o por el contrario la secta debería buscar nuevas estrategias para reafirmar sus dogmas revelados pero sin embargo incumplidos. Su hipótesis de trabajo fue que la fundadora y aquellos miembros más implicados en esta nueva religión no abandonarían sus creencias tras el estrepitoso fracaso, sino que por el contrario redoblarían sus esfuerzos de proselitismo sectario, mientras que los adeptos menos implicados abandonarían la congregación y buscarían nuevas alucinaciones inconclusas.

Para estudiar todo el proceso en detalle, los investigadores fueron capaces de infiltrarse en el grupo y así pudieron seguir desde dentro tanto la dinámica del mismo como las motivaciones y reacciones de cada miembro de la hermandad ufológico-cristiana en las diferentes fases de su desarrollo. Al final, aunque como era de esperar no hubo rescate cristiano-alienígena ni fin del mundo, la secta no desapareció sino que los creyentes más convencidos encontraron una justificación que les permitía continuar: el mundo había sido salvado para que ellos (los elegidos) diseminaran la buena nueva de “la época de la luz” al resto de la humanidad, época que por supuesto se adentraba ya en un indeterminado futuro. Como se puede observar, la coartada clásica que ya utilizó Saulo de Tarso y sus cofrades hace ya casi dos milenios, pero todo ello en vivo y en directo en la sociedad tecnológica del siglo XX. Este paradigmático estudio permitió formular el concepto de disonancia cognitiva, que postula que cuando los hechos entran en franca oposición con un determinado credo o cuando dos tipos de creencias son incompatibles y por tanto chocan entre sí dentro de la mente humana, el individuo afectado tiende a modificar su apreciación de la realidad o a buscar una justificación espuria (en la que en realidad no cree) pero que le permite reducir el nivel de contradicción (y por tanto de ansiedad) sin tener que abandonar el dogma al que se aferra de forma manifiestamente errónea.

disonancia cognitiva

 

Por supuesto, la teoría de la disonancia cognitiva es aplicable a cualquier conflicto cognoscitivo del cerebro humano: las justificaciones inventadas de los fumadores para poder seguir así con su nocivo hábito aunque saben que el tabaco produce cáncer , la defensa de la tortura en nombre de la salvaguardia de un supuesto valor superior, etc. Y como sabiamente se decía en la zarzuela de “La verbena de la Paloma” eso de que “hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” hasta se han localizado las regiones del cerebro implicadas en la resolución de estos conflictos mentales: el córtex del cíngulo anterior y la corteza insular.

disonancia cognitiva 2

Estos estudios podrían abrir la puerta a poder analizar por tomografía por resonancia magnética el cerebro de cualquiera de los innumerables sacerdotes, ayatolas, rabinos, ulemas o mediadores de lo divino en sus más variadas modalidades, para poder observar in situ como las zonas brillantes de estas regiones cerebrales se salen de escala mientras estos líderes espirituales intentan batallar con las evidentes contradicciones intrínsecas de sus respectivas religiones en el fondo de sus cerebros. Además, este tipo de estudios podría establecer un ranking científico de cuáles son las creencias o las religiones más irracionales, aunque mucho me temo que por lo que sabemos de todas ellas, esta competición iba a estar tan igualada que muy probablemente iba a ser prácticamente imposible determinar un ganador.

verdadera religion

 

P.D.

Este artículo es una actualización de algunas entradas publicadas por separado previamente en mi blog personal.

 

Entradas relacionadas:



Indultemos a un científico en el siguiente Día de Darwin

$
0
0

1086Siguiendo la curiosa tradición judicial española de delegar la aplicación de las sanciones penales en asociaciones particulares, y en un acto de imparcialidad legal quizás ya sea hora de extender esta peculiar tradición a otros colectivos. Por tanto, sería de agradecer que con motivo del siguiente Día de Darwin, el gobierno de la nación concediera el indulto a aquel científico en prisión designado a petición de las diferentes sociedades científicas españolas.

Así de entre todos los presos que actualmente se encuentren cumpliendo condena en cárceles españolas se podrían seleccionar todos aquellos que tuvieran un doctorado en física, biología o cualquier otra materia científica y tras evaluar el correspondiente CV de los candidatos, un comité científico designaría  al investigador con mayor número de artículos científicos publicados, por supuesto únicamente entre las revistas de mayor impacto por eso de la excelencia académica, para obtener el tan ansiado indulto penal.

Ello permitiría reingresar a la sociedad a un valioso ciudadano muy por encima de la media de todos esos cientos de ignorantes delincuentes católicos que, año tras año y durante décadas,  han sido indultados con el único y muy cuestionable merito en su haber de procesionar vestidos como unos fantoches con capirote, y que arrastrando descalzos cadenas siguen ignorantemente a una estatua de escayola que representa las irracionales creencias que inventaron unos iletrados (y posiblemente más que perturbados) miembros de una secta de fanáticos religiosos. Por supuesto, el investigador perdonado debería incluir en los agradecimientos de sus siguientes artículos científicos tan merecida mención.

imagen_2504
P.D.
Y por supuesto esta tan curiosa gracia debería ser ampliada en justa equidad también a musulmanes, ateos, budistas, cienciólogos, pastafaris, fontaneros, albañiles, aficionados al fútbol del Madrid, del Barcelona o del Alcoyano, antivacunas, homeópatas y demás.  Por supuesto siempre tras la respectiva petición oficial de la asociación correspondiente, independientemente de la ideología o los estatutos de la entidad solicitante, puesto que poco puede ser mas descabellado que la creencia en que todos los humanos provenimos del ayuntamiento carnal de un trozo de barro y su costilla, pobres pecadores posteriormente expulsados del Edén por atender los deshonestos argumentos de una serpiente parlante.


De vuelta al más oscuro pasado anticientífico

$
0
0

oie_UZPQXaWD4ZDyEn épocas no tan lejanas la exhibición de cualquier tipo de conocimiento por parte de los “sabios” era siempre sospechoso, cuando no directamente delictivo. Y aunque en el avanzado mundo occidental parece que se habia dejado atrás la suspicacia hacia esos siempre más que dudosos científicos, parece ser que la actual geopolítica está haciendo renacer esa nunca abandonada mentalidad inquisitorial frente a la ciencia y sus profesionales.

Porque sólo desde la  más profunda irracionalidad se puede entender la surrealista situación que se ha vivido recientemente en un aeropuerto norteamericano. Allí en un vuelo interno entre dos ciudades de EEUU se acomodan los pasajeros y antes de despegar una viajera advierte con preocupación que su compañero de asiento está escribiendo en unos papeles una jerigonza indescifrable. Como el susodicho individuo era de tez morena, pelo rizado y portaba barba, la suspicaz mujer sumó dos más dos y mientras abandonaba el avión aduciendo que se encontraba indispuesta pasó una nota a la azafata. La tripulación activó el protocolo de seguridad y canceló el despegue. Inmediatamente un agente se llevó al sospechoso fuera del aparato para interrogarlo y revisar sus notas.

Al final resultó que el candidato a terrorista era únicamente un profesor de economía de la Universidad de Pensilvania que viajaba para dar una conferencia y que, como buen docente, estaba aprovechando el tiempo de espera y de vuelo preparando una de sus clases con un par de ecuaciones.

Lo llamativamente sorprendente de todo este kafkiano asunto no es que la viajera fuera tan ignorante como para confundir unas fórmulas matemáticas con probablemente las instrucciones (en árabe por supuesto) para fabricar explosivos o bombas (atómicas quizás), sino que nadie en la tripulación ni tampoco el agente que le retuvo y le obligó a bajar del avión entendieran algo que debería ser reconocido de manera universal, aunque fuera superficialmente, como es el lenguaje matemático.  O eso o que a partir de ahora las matemáticas son sospechosas.

El corolario de todo este asunto podría ser que hace falta mucha más cultura científica, porque la ignorancia siempre paga un precio, en este caso varias horas de retraso y los niveles de estrés del pasaje por las nubes. Y luego claro llegan los infartos cuando uno menos se lo espera.

quote-it-has-become-almost-a-cliche-to-remark-that-nobody-boasts-of-ignorance-of-literature-richard-dawkins-7-39-01


Un antiguo ejemplo de cómo la ciencia convierte en ateos “de facto” a los más piadosos creyentes

$
0
0

estadistica-censoAunque en principio la existencia de científicos religiosos pueda parecer una completa contradicción puesto que no puede haber nada más incompatible entre sí que Ciencia y Religión, el misterio se desvela y la aparente paradoja desaparece en cuando se analiza con rigor la forma de trabajar y sobre todo de pensar de esos aparentes investigadores creyentes, puesto que en su quehacer diario no tienen cabida alguna esos supuestos dioses omnipresentes. Por ello, para cualquier observador imparcial surge una inevitable conclusión: los científicos religiosos lo son sólo nominalmente y ¡hay de aquellos que intenten trasladar sus creencias al laboratorio! pues están más que abocados al más estrepitoso fracaso.

Y un más que interesante ejemplo de como los creyentes abandonan rápidamente sus supuestas creencias en cuanto tienen que abordar un desafío racional lo expone muy adecuadamente el historiador israelí Yuval Noah Harari en su más que interesante libro “Sapiens: de animales a dioses”. Les dejo con el relato.

En 1744, dos pastores presbiterianos de Escocia, Alexander Webster y Robert Wallace, decidieron establecer un fondo de seguro de vida que proporcionara pensiones a las viudas y huérfanos de pastores muertos. Propusieron que cada uno de sus pastores de la Iglesia aportara una pequeña porción de su salario al fondo, que invertiría el dinero. Si un pastor moría, su viuda recibiría los dividendos de los intereses del fondo. Ello le permitiría vivir confortablemente el resto de su vida.

Pero para determinar cuánto tenían que pagar los pastores para que el fondo tuviera dinero suficiente para cumplir con sus obligaciones, Webster y Wallace tenían que poder predecir cuántos pastores morirían cada año, cuántas viudas y huérfanos dejarían y cuántos años sobrevivirían las viudas a sus maridos.

Tome nota el lector de lo que no hicieron los dos sacerdotes. No rezaron a Dios para que les revelara la respuesta. Tampoco buscaron una respuesta en las Sagradas Escrituras o entre las obras de los teólogos antiguos. Y tampoco se enzarzaron en una disputa teológica abstracta. Al ser escoceses, eran tipos prácticos. De modo que contactaron con un profesor de matemáticas de la Universidad de Edimburgo, Colin Maclaurin. Los tres recopilaron datos sobre la edad a la que moría la gente y los usaron para calcular cuántos pastores era probable que fallecieran en cualquier año concreto.

Su obra se basaba en varios descubrimientos recientes en los ámbitos de la estadística y las probabilidades. Uno de ellos era la ley de los grandes números, de Jakob Bernoulli. Bernoulli había codificado el principio de que, aunque podía ser difícil predecir con certeza un único acontecimiento, como la muerte de una persona concreta, era posible predecir con gran precisión el resultado promedio de muchos acontecimientos similares. Es decir, aunque Maclaurin no podía usar las matemáticas para predecir si Webster y Wallace morirían al año siguiente sí que podía, si disponía de datos suficientes, decirles a Webster y Wallace cuántos pastores presbiterianos en Escocia morirían al año siguiente, casi con total certeza. Por suerte, disponían de datos al respecto que podían usar. Las tablas de actuarios publicadas 50 años antes por Edmond Halley resultaron ser particularmente útiles. Halley había analizado los registros de 1.238 nacimientos y 1.174 muertes que obtuvo de la ciudad de Breslau, Alemania. Las tablas de Halley hicieron posible ver que, por ejemplo, una persona de 20 años de edad tiene una probabilidad entre 100 (1:100) de morir en un determinado año, pero que una persona de 50 años tiene una probabilidad de 1:39.

Después de procesar estos números, Webster y Wallace concluyeron que, por término medio, habría 930 pastores presbiterianos vivos en cualquier momento dado, y que un promedio de 27 pastores morirían cada año, y que a 18 de ellos les sobreviviría su viuda. Cinco de los que no dejarían viudas dejarían huérfanos, y dos de los que tendrían viudas que les sobrevivirían dejarían asimismo hijos vivos de matrimonios previos que todavía no habrían alcanzado los dieciséis años de edad. Calcularon además cuánto tiempo era probable que transcurriera hasta que las viudas murieran o se volvieran a casar (en ambas eventualidades, el pago de las pensiones cesaría). Estas cifras permitieron que Webster y Wallace determinaran cuánto dinero tenían que pagar los pastores que se incorporaran a su fondo para proveer a sus personas queridas. Contribuyendo con 2 libras, 12 chelines y 2 peniques al año, un pastor podía garantizar que su esposa viuda recibiera al menos 10 libras al año, una gran suma en aquella época. Si creía que esto no sería suficiente, podía escoger pagar más, hasta un máximo de 6 libras, 11 chelines y 3 peniques al año, lo que garantizaría a su viuda la cantidad todavía mejor de 25 libras al año.

Según sus cálculos, el Fondo para la Provisión para las Viudas e Hijos de los Pastores de la Iglesia de Escocia tendría, para el año 1765, un capital total de 58.348 libras esterlinas. Sus cálculos resultaron ser asombrosamente exactos. Cuando llegó aquel año, el capital del fondo se elevaba a 58.347: ¡solo una libra menos que la predicción! Esto era mejor incluso que las profecías de Habacuc, Jeremías o san Juan. Hoy en día, el fondo de Webster y Wallace, conocido simplemente como Viudas Escocesas, es una de las mayores compañías de pensiones y seguros del mundo. Con activos por un valor de 100.000 millones de libras, asegura no solo a las viudas escocesas, sino a quienquiera que esté dispuesto a comprar sus planes de pensiones.

612px-arsconjLa moraleja de toda esta historia es más que evidente. A pesar de su supuesta piedad cristiana este par de sacerdotes presbiterianos actuaron en la práctica como buenos científicos ateos. Primero ya que consideraron como única hipótesis de partida (luego certeramente corroborada por las estadísticas) que las muertes de los pastores de su iglesia obedecerían únicamente al más puro azar biológico representado por la ley de los grandes números, conjunto de teoremas sobre matemática combinatoria y probabilística, cuya primera codificación rigurosa fue expuesta por el famoso matemático del siglo XVII Jakob Bernoulli  en su magna obra “Ars Conjectandi” tal y como indica Harari.

Segundo, porque también supusieron de partida (de manera totalmente herética para su tiempo) que tanto el designio como los caprichos más que corroborados en la Biblia de su venerado dios no tendrían efecto alguno sobre la vida de sus supuestos representantes terrenales.

Tercero, además cometieron otro gran pecado teológico, igualaron la esperanza de vida de sus más que elegidos miembros de su selecta congregación de representantes de la única y verdadera fe, la Iglesia Reformada de Escocia con las estadísticas recopiladas sobre cofsnacimientos y muertes de los habitantes de Breslau, es decir con los zapateros, carniceros, agricultores o vendedores de pescado que habitaban esa ciudad de la Silesia prusiana y que por no ser escoceses reformados como ellos serían unos herejes y unos impíos de tomo y lomo, además de grandes pecadores.

Y cuarto: es más, si hubieran pensado como buenos creyentes que se les supone deberían ser, estos clérigos tendrían que haber afinado sus previsiones teniendo en cuenta el grado de religiosidad de sus compañeros y así haber buscado correlaciones entre esperanza de vida y virtuosismo cristiano, de tal manera que los pastores más piadosos deberían haber pagado menos prima anual al seguro, porque evidentemente su esperanza de vida debería ser mayor (siempre y cuando existiera su dios) que la de otros miembros más disolutos o impíos del clero de la Iglesia Reformada Escocesa. Ello sería así porque en buena lógica cristiana los sacerdotes más piadosos tendrían muchas menos probabilidades de enfadar a ese siempre tan particular diosecillo judeocristiano, que ya sabemos por la Biblia como las gastaba cuando se le llevaba la contraria.

laplace-traite-mechanique-celesteEn resumen, este tan temprano ejemplo del siglo XVIII muestra muy a las claras que, independientemente de las creencias nominales, únicamente pensando y actuando como ateos es como los científicos consiguen desentrañar los misterios de la Naturaleza y así hacer predicciones más que acertadas a años o incluso décadas vista como fue el caso que nos ocupa. Y que por tanto, tal y como rebela el también antiguo y ya más que famoso dialogo entre Laplace y Napoleón tras el discurso del primero sobre las variaciones de las órbitas de Saturno y Júpiter

Napoleón:  ¿Cómo explicáis todo el sistema del mundo, dais las leyes de toda la creación y en todo vuestro libro no habláis una sola vez de la existencia de Dios?

Laplace: Señor… no tuve necesidad de tal hipótesis.

Dios es innecesario para la Ciencia.

Entradas relacionadas:

 

 

 

 

 


Las matemáticas y las ciencias no se llevan bien con la religión

$
0
0

A pesar de lo que opinan muchas personas (algunas de ellas incluso buenos científicos), la religión y la ciencia han sido y siempre serán dos facetas totalmente antagónicas que colisionan de manera constante y hasta brutal. Y un reciente estudio ha vuelto a añadir un nuevo dato sobre este más que evidente hecho.

Las matemáticas y la ciencia en general necesitan de un continuado esfuerzo mental y de una capacidad de análisis y reflexión, mientras que la religión es la máxima expresión de la desidia intelectual. Es por ello que en general los creyentes tiene muy disminuidas (o en casos extremos bloqueadas) sus capacidades intelectuales por años, cuando no décadas, de adoctrinamiento religioso que lo único que se les exige en la práctica es dejar de pensar. Y sin pensar de manera racional es muy difícil sino imposible comprender las ciencias.

Por tanto, el reciente estudio realizado por unos investigadores anglosajones no sólo no debería sorprender a nadie, sino que sería una prueba más del daño cerebral que produce la religión. Los científicos recogieron datos de 76 países sobre sus niveles de religiosidad y también los valores de competencia en matemáticas y ciencias de los estudiantes de cada una de las naciones estudiadas mediante los famosos informes PISA y similares.

Y el más que previsible resultado fue que los alumnos de los países más religiosos tienen peores habilidades escolares en ciencias y matemáticas. Además también el estudio encontró que a mayor número de horas de clase de religión, las matemáticas y las ciencias perdían importancia porque, como es evidente el tiempo y el interés de los chavales es siempre limitado.

Es por ello que, en un mundo como el actual que depende totalmente de la ciencia, la única manera de convertirse en una nación desarrollada es abandonar cuanto antes la superstición religiosa, porque como dijo una vez un brillante estudiante

mi profesor de religión me enseña que el agua se puede convertir en vino aunque mi profesor de química me demuestra que eso es imposible, sin embargo yo tengo que aprobar ambas asignaturas.

Pero dejando de lado un nuevo estudio más de la incompatibilidad de la ciencia y la religión, hecho más que presente en la bibliografía científica por mucho que les pese a esos defensores (incluso dentro del estamento científico) de los “dos magisterios”, quizás lo más interesante del reciente trabajo publicado sean los últimos párrafos del artículo en donde los investigadores dejan abiertas varias cuestiones muy importantes; así indican que

Dada la fuerte relación entre los niveles nacionales de religiosidad y de rendimiento educativo y dados los estudios previos sobre el vínculo [negativo] entre la religiosidad y el cociente intelectual, es sorprendente que esta relación no haya recibido más atención por parte de los investigadores educativos y los responsables políticos. Si ello ha sido meramente un descuido, esperamos que nuestros hallazgos sirvan para cambiar esto.

El lector inteligente no puede más que sonreír ante la fina ironía de los autores (no por casualidad uno de ellos británico). Porque siempre será mejor indicar que los expertos y responsables políticos educativos pueden que no estén al día del campo de estudio antes de que decir directamente, como hubiera sido más que cierto, que no se ha abordado este importante problema por una siempre cobarde subordinación (cuando no simple proselitismo) a la más que intocable y sacrosanta religión. Pero los investigadores, lejos de quedarse en esta mera advertencia ofrecen soluciones a futuro. Así indican que

Un primer paso para los investigadores y los responsables educativos podría ser recopilar más datos sobre este tema para obtener una mejor comprensión de las relaciones dentro de cada país entre la religiosidad y el rendimiento educativo. Por ejemplo, recomendamos la inclusión de medidas de religiosidad, de los valores familiares religiosos y de la educación religiosa en PISA, TIMSS y en las otras encuestas educativas. Después de todo, esta variable puede explicar mucho de la variación en el rendimiento educativo, y probablemente mucho mejor que otras variables sobre las que se recogen datos (por ejemplo, la confianza de los niños o las actitudes de los padres).

Porque aunque nuestros autores sean tan diplomáticos, resulta cuando menos chocante si no directamente vergonzoso que se dediquen ímprobos esfuerzos a analizar los pobres resultados educativos de ciertos grupos de niños teniendo en cuenta únicamente algunas variables, cuando sobre una de las más evidentes causas se pasa siempre de puntillas o directamente se obvia en aras de un malentendido “respeto”.

Y ya para finalizar los autores del estudio ponen en evidencia las terribles carencias de este tipo de evaluaciones educativas, ya que por ese consenso educativo politicamente correcto, las preguntas más relevantes para conocer la verdadera compresión científica de los niños se han eliminado de los cuestionarios de tal manera que

En relación con esto, recomendamos que las pruebas educativas distingan cuestiones relacionadas con las creencias religiosas (por ejemplo, evolución, datación por carbono, etc.) de aquellas otras no relacionados con creencias religiosas (por ejemplo, las relacionadas con la ley de la gravedad). Esto permitiría relacionar más directamente los efectos de la religiosidad sobre los conocimientos científicos pertinentes.

porque

En este momento, los estudios sobre alfabetización científica incluye muchas preguntas no relacionadas con las creencias religiosas, y esto combinado con su alta correlación de la compresión de la matemáticas, da una muy limitada información para determinar si la alfabetización científica está afectada por la religiosidad de manera diferente que las matemáticas.

O lo que es lo mismo y traducido al román paladino, es evidente que en las sociedades más religiosas los niños tienen peores aptitudes matemáticas y científicas; pero como en el apartado de ciencia no se evalúan aquellas disciplinas (no sólo relevantes sino absolutamente importantes en este siglo XXI) más relacionadas con el conocimiento científico que más choca con la religión: evolución, edad de la Tierra, antropología, etc. pues no sería descabellado suponer que si se hicieran las preguntas pertinentes, el desfase entre conocimiento de esa ciencia “problemática” y religión fuera muchísimo más abismal que el encontrado (y ya más que preocupante) entre ciencia “no problemática” y creencias religiosas.

Entradas relacionadas:


Breve reflexión racionalista

$
0
0

En estas fechas, en donde las muestras más superlativas de fervor religioso inundan las calles y plazas de todo el orbe cristiano, quizás sea momento para una más que breve reflexión racionalista.

 

 

 

 

 

Dejando de lado que imágenes como esta de los penitentes de la Procesión de Los Picaos de San Vicente de Sonsierra en La Rioja, declarada por cierto Fiesta de Interés Turístico Nacional (y así nos luce el pelo)

o esta otra que parece aunar el más puro delirio religioso con la siempre refrescante cerveza española

deberían remover las conciencias de cualquier ciudadano mínimamente racional de una democracia avanzada del siglo XXI, hay en esta Semana Santa quizás un elemento mucho más inquietante. Y me refiero a esos pequeñuelos, que sin un atisbo de raciocinio todavía y muchas veces casi sin capacidad para tenerse en pié son adoctrinados de la manera más vergonzosa

incluso también por sus supuestos educadores como esta imagen sacada del blog de la guardería infantil del municipio almeriense de Dalías

en donde para mayor ofensa escriben más que engreídos que

¿Hay algo más importante y valioso que inculcar a nuestros peques nuestras creencias y valores? Así lo están intentando, desde la guardería municipal con mucho esfuerzo y creatividad, recreando a pequeña escala la solemnidad de esta Semana Santa para orgullo y satisfacción de todos los asistentes al acto.

Pues sí, estimados destructores de mentes infantiles, hay algo mucho más importante y más valioso que infectar a las nuevas generaciones con el virus de la ignorancia y la superstición y es enseñar a los niños a razonar desde pequeños, porque como demuestran los más diversos estudios, los niños que son adoctrinados en la superstición pueden arrastrar secuelas, incluso de por vida [1 y 2] aun cuando algunos puedan llegar a ser científicos o incluso grandes científicos.

Entradas relacionadas:


El despropósito intelectual de los biólogos evolucionistas religiosos

$
0
0

Un científico religioso es una rara avis permanentemente influido por esa disonancia cognitiva que le produce un comportamiento marcadamente bipolar entre una faceta racionalista y reflexiva durante su jornada laboral y un comportamiento crédulo, supersticioso e infantilizado cuando cuelga la bata y abandona el laboratorio. Y dentro de esta tan particular cofradía de esquizofrénicos intelectuales la palma se la llevan sin duda alguna los científicos evolucionistas creyentes.

Cualquier científico mínimamente versado en los procesos biológicos más tarde que temprano se enfrenta al innegable hecho de que, tal y como escribí hace ya algún tiempo en CyD, a pesar de los innumerables argumentos defendidos durante milenios por los más brillantes teólogos o pensadores creyentes

no hay poesía alguna en la Naturaleza inspirada por un magnánimo y artístico Creador, sino solo un pavoroso terror en la presa y un hambre feroz en el depredador.

O como escribió elegante pero demoledoramente Charles Darwin, en contestación a los recurrentes y, por qué no decirlo, vanos intentos del naturalista estadounidense Asa Grey (probablemente el primero de los científicos cristianos darwinistas) de compatibilizar, aunque fuera a martillazos, la herética Teoría de la Evolución con los dogmas derivados de la mitología judeo-cristiana

No puedo persuadirme de que un Dios benévolo y omnipotente haya creado a propósito los icneumónidos con la expresa intención de que se alimenten dentro de los cuerpos vivos de las orugas, o que un gato pueda jugar con los ratones [antes de matarlos].

Inciso: y yo añadiría aún más, un dios capaz de diseñar exquisitamente un parásito que sólo puede crecer dentro del ojo de los niños hasta dejarlos finalmente ciegos o esa tan elegantemente adaptada infinidad de virus que llevan exterminando de las maneras más imaginativas a la par que dolorosas a los seres humanos desde sus más remotos orígenes, sólo merece un calificativo que (para evitar desmayos entre la grey religiosa e insultos y amenazas hacia mi persona) voy a dejar a la imaginación del lector inteligente.

Pues bien, lejos de haber sido zanjado todo este ya viejo asunto de los darwinistas creyentes allá por el ya más que remoto año de 1860, que es cuando Darwin mantuvo su esclarecedora correspondencia con Asa Grey; a día de hoy en pleno siglo XXI, el Dr. Francisco José Ayala, discípulo de Theodosius Dobzhansky y uno de los más ilustres representantes vivos del neodarwinismo, parece ser que no se ha despojado de esa losa intelectual que arrastra desde su ya más que lejana época de sacerdote dominico y nos ha regalado un artículo antológico en El País que merece pasar a la historia del disparate intelectual.

Así, nuestro insigne protagonista intenta abordar la más que sisífica tarea de convencernos de la compatibilidad entre ciencia y religión. Y viniendo de donde viene, de la mente de un más que brillante científico, algunos podrían pensar que estamos ante la prueba definitiva, que Ayala ha encontrado esos argumentos incuestionables que demuestran esa supuesta compatibilidad. Si es así, les sugiero que esperen sentados.

Ayala empieza su artículo con

Hay personas creyentes que piensan que la ciencia es incompatible con la fe cristiana porque no concuerda con la narración de la creación que hace la Biblia. El libro del Génesis describe la creación por parte de Dios del mundo, las plantas, los animales y los seres humanos. En particular, la evolución gradual de los seres humanos a partir de antepasados que no eran humanos parece incompatible con una interpretación literal del Génesis.

Y ¿como sale de este atolladero? pues la verdad que de una manera más que sorprendente, ya que primero argumenta que

Sin embargo, muchos exégetas y teólogos han rechazado una interpretación literal de la Biblia, ya que contiene afirmaciones mutuamente incompatibles. El libro del Génesis ofrece dos narraciones diferentes de la creación. En el capítulo 1 figura la narración familiar de la creación en seis días, en la que Dios crea a los seres humanos, tanto al varón como a la hembra, en el sexto día, después de crear la luz, la Tierra, los peces, las aves y los animales. Pero en el capítulo 2 aparece una narración diferente, según la cual la creación del mundo comienza cuando “Dios formó al hombre del polvo de la tierra”. Después de crear las plantas y los animales y pedirle al hombre que les diera nombre, Dios le hace caer en un sueño profundo le saca una costilla, de la cual “formó una mujer y se la presentó al hombre”.

para luego preguntarse

¿Cuál de las dos narraciones de la creación es la correcta?

E inmediatamente llega un soberbio ejemplo de esa disonancia cognitiva (únicamente accesible de los cerebros infectados por el virus de la fe) capaz de los mayores disparates  ya que indica sin pestañear que

No estarán en contradicción si entendemos que trasmiten el mismo mensaje: que el mundo fue creado por Dios y que los humanos somos sus criaturas.

¡Eso sí que es lógica de la buena! ¿Pueden observar la altura intelectual del argumento? Se parte de un hecho evidente, la Biblia no sólo no concuerda con el actual conocimiento biológico sino que ¡tampoco concuerda consigo misma! Y en lugar de llegar a la única conclusión racional posible, que son cuentos inventados por unos iletrados de la Edad del Bronce sin ningún valor (salvo quizás el literario) y dejar de perder su tiempo y el de los lectores, nuestro científico se saca de la manga (casi por arte de birlibirloque) esa absurdez de que no existe contradicción. Por algo nuestro investigador fue miembro de una de la órdenes que más ha brillado en ese siempre peligroso arte de la retórica, habilidad que desgraciadamente tantas veces ha derivado en el sofisma.

Y después pasa a defender su tesis principal, el famoso, viejo y más que erróneo argumento de los dos magisterios.

La ciencia y las creencias religiosas no tienen por qué estar en contradicción. La ciencia y la religión son como dos ventanas diferentes para observar el mundo. Las dos ventanas dan al mismo mundo, pero muestran aspectos diversos de él. La ciencia se ocupa de los procesos que explican el mundo natural: las galaxias y estrellas del espacio, cómo se mueven los planetas, la composición de la materia y el origen de los organismos, incluyendo los seres humanos. La religión se ocupa del significado y propósito del mundo y de la vida humana, la correcta relación entre los seres humanos y el Creador y entre ellos mismos, y de los valores morales que inspiran y gobiernan la vida de las personas.

Y yo aquí tengo que parar para coger aire, porque no salgo de mi asombro. Primero porque todo un brillante científico, apegado a las pruebas (al menos en su horario laboral) afirma sin ninguna evidencia plausible por cierto, salvo por el hecho de que le inculcaron de pequeño esa historieta de la zarza colérica del Antiguo Testamento, que posteriormente se convierte a sí mismo, a través de su propia autofecundación o algo por el estilo (porque lo del misterio de la divina trinidad no lo entiende ni el mismísimo dios), en el redentor de la Humanidad. Excepto por supuesto de aquellos que vivieron antes del año 30 o 33 de la Era Común y de aquellos otros pobres que tuvieron la mala suerte de nacer y morir en América hasta la llegada de los muy cristianos Colón, Cortés, Pizarro y compañía. O en el resto del mundo hasta que Iahvé tuvo a bien enviar a esos misioneros que acompañaban casualmente a exploradores de las grandes potencias coloniales europeas, que según nuestro ínclito Ayala son los que llevaron a esos pobres salvajes dejados de la mano de dios

los valores morales que inspiran y gobiernan la vida de las personas.

Por lo que se ve Ayala acaba de “demostrar” ahora que la conquista, la explotación y hasta el exterminio de los pueblos indígenas por el “civilizado” hombre blanco eran (según su docto criterio) parte de esos siempre inescrutables designios divinos para “civilizar” a esos más que amorales seres que no conocían

la correcta relación entre los seres humanos y el Creador y entre ellos mismos.

En resumen, cómo se nota que Ayala sigue los católicos argumentos del también dominico Francisco de Vitoria, que allá  por el siglo XVI sostenía que

Esos bárbaros [los indios americanos], aunque, como se ha dicho, no sean del todo incapaces, distan, sin embargo, tan poco de los retrasados mentales que parece no son idóneos para constituir y administrar una república legítima dentro de los límites humanos y políticos. Por lo cual no tienen leyes adecuadas, ni magistrados, ni siquiera son suficientemente capaces para gobernar la familia. Hasta carecen de ciencias y artes, no sólo liberales sino también mecánicas, y de una agricultura diligente, de artesanías y de otras muchas comodidades que son hasta necesarias para la vida humana.

por lo que proponía que si los indios no abrazaban con alborozo el Evangelio y por supuesto la soberanía imperial castellana eso era más que justa causa de guerra (o cómo se diría ahora de jihad),  y ya sabemos lo que eso significó para esos “amorales” paganos.

Y segundo, con la frase del

significado y propósito del mundo y de la vida humana

Ayala abandona toda mesura científica y lo que es peor, parece olvidar todo lo que él mismo sabe sobre evolución, porque después de que cientos de estudios muestren que la vida en general y la especie humana en particular no son más que el resultado de un complejísimo conjunto de eventos azarosos moldeados por esa selección natural que tan bien debiera conocer Ayala, el afirmar que la existencia humana tiene un propósito ¿cuál? es únicamente la evidente prueba de que sólo la religión es capaz de convertir a la persona más inteligente en un verdadero iletrado científico.

Y ya desatado en su servilismo religioso Ayala nos regala este más que irracional argumento

Es posible creer que Dios creó el mundo, al tiempo que se acepta que planetas, montañas, plantas y animales, incluyendo los seres humanos, se produjeron, después de la creación inicial, por procesos naturales. […] El origen de nuestra especie, Homo sapiens, a partir de antepasados que no eran humanos es una conclusión científica corroborada más allá de toda duda razonable. Pero aceptar esta conclusión es compatible con creer en Dios y que somos sus criaturas.

“razonamiento” que además entra en profunda contradicción con lo revelado por su dios en su visita a la Tierra en forma de nazareno milagrero hace un par de milenios. Porque parece ser que Ayala no sólo yerra en cuanto a su comprensión de los procesos darwinianos, sino que también olvida todo lo que aprendió como dominico y comete un error teológico garrafal. Inciso, lo mismo que le pasa a los últimos papas católicos, que para no quedar como ignorantes científicos en temas evolutivos pues mandan a la basura las bases mismas del catolicismo.

Porque según los inviolables dogmas cristianos hubo un pecado original, en donde un par de individuos se rebelaron (gracias a su libre albedrío) contra dios arrastrando con su error a toda la Humanidad. Y el catecismo de la Iglesia católica recuerda que aunque este relato bíblico está hecho de imágenes y se encuentra redactado usando figuras literarias, se trata de un acontecimiento real de los inicios de la historia. Un hecho histórico “real” que, como indiqué en una entrada ya antigua de mi blog personal hace algún tiempo, no pudo ocurrir nunca ya que

Lo que nos muestra el evolucionismo es que nunca hubo un primer ser humano, ni macho ni hembra, sino que nuestra especie es el resultado de la acumulación de infinidad de cambios genéticos a lo largo de millones y millones de años, a partir de nuestros más remotos antepasados simiescos y más allá. Toda esa población de miles o quizás decenas de miles de primates como mínimo (que vivieron en cada momento de nuestro pasado) fue evolucionando más o menos parsimoniosamente desde un ancestro compartido con nuestros primos evolutivos, los chimpancés y los bonobos para ir dando lugar a diferentes especies: australopitecos, homos ergaster y habilis, pasando por los sapiens arcaicos hasta nuestra actual especie. Es más, ahora sabemos que los humanos actuales somos el resultado de la mezcla en distintas épocas de H. sapiens, neandertales, denisovanos y ya hay datos que parecen indicar que una cuarta especie Homo hasta ahora desconocida también influyó en nuestro acervo genético. Es decir, en caso de que como débilmente argumentan los cristianos evolucionistas, el Señor en su infinita sabiduría hubiera insuflado el alma inmortal a algunos de esos primates en constante evolución, en un momento dado todos nuestros antepasados tendrían que haber cometido el pecado original a la vez. Y si todos esos primates lo cometieron sólo queda una posible explicación: pecaron porque no tuvieron elección, es decir porque no tenían libre albedrío y entonces dios castiga a los humanos por algo que no pueden evitar. Algo así como castigar al león por matar a la gacela, aunque el depredador no pueda oponerse a sus instintos y por tanto no sea culpable de nada.

Y claro, sin libre albedrío y sin pecado original permítanme hacer la pregunta clave ¿para qué demonios bajó del cielo el segundo miembro de esa incompresible trinidad cristiana y fecundó a una virgen para concebir al tercer miembro de sí mismo para que se dejara torturar y asesinar por los romanos? porque como muy bien lo explicó el más que ateo Richard Bozarth:

El evolucionismo destruye por completo la razón por la cual la vida terrenal de Cristo habría sido supuestamente necesaria. Demoled a Adán y Eva y el pecado original y, entre los escombros, hallaréis los lamentables despojos del Hijo de Dios. Si Jesús no era el redentor que murió por nuestros pecados, y esto es lo que significa la evolución, entonces ¡el cristianismo no es nada!

Pero hete aquí que el famoso Dr. Ayala es capaz de olvidarse de todo su conocimiento científico, a la vez que de toda su formación teológica para intentar compatibilizar, de la manera más deshonesta desde el punto de vista intelectual, aquello que no puede ser conciliado de manera alguna.

P.D.

El artículo comentado ha sido publicado en El País dentro de la nueva sección “Amigos de la Ciencia” creada por la Asociación de Amigos de la Real Academia de Ciencias (ARAC),

una institución destinada a impulsar las actividades de la Academia, facilitar la difusión de los avances científicos y tecnológicos y acercar la ciencia a la empresa y a la sociedad.

Así que como todas sus iniciativas sean de este calibre, lo mismo el siguiente artículo lo firma el famoso (y por lo menos más que congruente desde el punto de vista teológico) creacionista Ken Ham.

Entradas relacionadas:


Algo falla en el sistema educativo occidental

$
0
0

 

Es evidente que todo el sistema educativo se sostiene sobre las espaldas de esos muchas veces abnegados profesores que, con cada vez menos medios, intentan denodadamente transmitir no sólo conocimientos sino un mínimo interés por el saber en unas generaciones que, aunque tienen a su disposición (a través de un par de clics de ratón) todo el conocimiento humano, luego en una más que significativa proporción sin embargo son prácticamente analfabetos científicos funcionales. Y el problema se agrava cuando el docente, lejos de intentar transmitir verdadero conocimiento y método científicos, se supedita (por cobardía o por puro convencimiento) a los mitos inventados hace milenios por profetas con evidentes problemas psiquiátricos.

Así, algo falla en el sistema educativo cuando todo un profesor de ciencias coloca por encima de todo el conocimiento científico actual las simples alucinaciones de unos pobres pastores de cabras de la Edad del Bronce y no pasa nada, tal y como muestra en el siguiente video el siempre combativo Richard Dawkins.

http://tu.tv/videos/algo-falla-en-el-sistema-educativo-occidental-i-

O cuando otros profesores, más abundantes en número que esos pobres “docentes” literalistas bíblicos (pero igualmente nocivos para la enseñanza de la Ciencia)  argumentan cobardemente que ellos no pueden hacer nada, no pueden enseñar ciencia verdadera porque eso choca con las (parece ser que sacrosantas) creencias de sus alumnos, esas que casualmente suelen ser las mismas que las de sus piadosos padres y por supuesto compartidas con los siempre todopoderosos mediadores de lo divino, tal y como se observa en este breve video del mismo documental.

http://tu.tv/videos/algo-falla-en-el-sistema-educativo-occidental-ii-

Y se podría pensar que estos son simples casos puntuales, pero a la vista de un estudio publicado hace unos años en la más que prestigiosa revista Science que comenté en mi blog personal (y de la que he extraído los argumentos), la triste realidad es que, al menos en los siempre particulares EEUU, hay una fuerte resistencia de los propios profesores de biología norteamericanos a explicar directamente y sin tapujos biología evolutiva para así evitar enfrentamientos con los padres con creencias religiosas.

Así, el mencionado estudio indicaba que el creacionismo ha infectado los departamentos de ciencia de los colegios norteamericanos minándolos desde dentro. Porque en los colegios de los distritos norteamericanos más conservadores hasta un 40% de los profesores de biología no aceptan la evolución humana. Incluso en los colegios de los distritos menos conservadores hay todavía un increíble 11% de profesores de biología que creen en el creacionismo. Por ello, únicamente el 28% de los profesores norteamericanos cumplen las recomendaciones del “National Research Council” sobre enseñanza de la ciencia, mientras que por el contrario hay un escandaloso 13% de los profesores que defienden el creacionismo o el diseño inteligente de forma dogmática como realidad biológica anticientífica. Y estos individuos siguen impartiendo clases de biología. Es algo similar a si entre los profesores de geografía o geología hubiera defensores de la tierra plana.

Además este estudio mostraba que el restante 60% de los profesores de biología norteamericanos tienden a evitar la controversia ya que no son creacionistas pero no enseñan explícitamente evolución generalmente por falta de confianza en su propia capacidad de defender los datos científicos. Es decir en la práctica son malos profesores que incumplen con sus obligaciones docentes. Algunos de estos profesores ineptos se defienden argumentando que ellos exponen los dos extremos y dejan que sean los propios adolescentes los que decidan. Como comentaban los autores del estudio, ¿un alumno de 15 años tiene la suficiente preparación, formación e información para cuestionar o rechazar la infinidad de trabajos de investigación realizados en el último siglo por miles de científicos de todo el mundo sobre mecanismos evolutivos? Es lo mismo que si al mismo adolescente cuando se encuentra enfermo se le permite elegir entre diversos tratamientos opcionales: medicinas y cirugía frente a otras posibilidades como la sangría mediante sanguijuelas, los hechizos de bruja, etc. ¿no será entonces el médico responsable de los posibles daños que se desarrollaran al elegir la superstición a la medicina probada? Pues por ello tampoco en el caso educativo se puede ser neutral entre la realidad y los cuentos sin fundamento.

Como comentan los autores del estudio publicado en Science, este 60% de cautos profesores que no desean problemas pueden ser los que realmente contribuyan más a dificultar el progreso científico porque impiden en las mentes adolescentes todavía en periodo de formación el desarrollo de la curiosidad científica, que es la base de todo nuestro conocimiento y desarrollo tecnológico. Además sirven para minar la autoridad de los expertos reconocidos ya que para ellos valen lo mismo los descubrimientos que ha desarrollado un premio Nobel como las disparatadas alucinaciones de un individuo que habla directamente con su dios particular, legitimando por tanto los argumentos creacionistas aunque sea de forma no intencionada.

En resumen, o se somete a los profesores a una formación científica más rigurosa o entre los fundamentalistas religiosos y los neutrales se acabarán formando generaciones de analfabetos científicos que serán carnaza fácil para timadores y demás clerigalla parasitaria.

Entradas relacionadas:

 



Stephen Hawking fue un vendedor de pócimas milagreras que prueba la decadencia moral, espiritual y estética de nuestra era

$
0
0

Aunque España es un país más que curioso, en donde se favorece la ignorancia y la superstición y se persigue a la inteligencia, a veces el despropósito puede llegar a alcanzar cotas inimaginables del más ofensivo ridículo.

Con motivo del fallecimiento de Stephen Hawking, quizás una de las mentes más brillantes que dio el pasado siglo XXI, multitud de medios de comunicación se hicieron eco de sus más que importantes logros científicos. Y así le dedicaron diversas columnas de opinión, generalmente firmadas por físicos españoles de reconocido prestigio internacional, que ponderaban su infatigable trabajo y sus más que evidentes logros a pesar de la más que terrible enfermedad que padeció durante décadas.

Sin embargo uno de los principales periódicos españoles, el decano de la prensa escrita, decidió encargar a uno de sus más que “particulares” (dicho como máximo eufemismo para  que no se me dispare la tensión arterial y acabe con un infarto de libro) colaboradores la reseña del triste obituario. Y este más que incalificable personajillo, que únicamente puede medrar en el nauseabundo ecosistema de las cloacas “periodísticas” patrias, se dedicó a soltar tal cúmulo de ofensivos exabruptos hacia la persona y el trabajo del más que reconocido físico en un “artículo” cuyo título (El charlatán Hawking) ya lo dice todo, que el mismísimo presidente de la Sociedad Española de Física española ha tenido que llamar a capítulo a un periódico que ha sobrepasado todos los límites de la decencia, abandonando el más que minúsculo resto de rigor y calidad que pudiera quedarle.

P.D.

Les dejo con algunas de las perlas de este impresentable católico sobre Hawking en un periódico que, no olvidemos, leen a diario más de 400.000 personas:

[…] sus apariciones públicas las basó en majaderías tan poco científicas como los agujeros negros o negar a Dios.

Esta genuflexión de la muchedumbre ante la muerte de semejante vendedor de pócimas milagreras prueba la decadencia moral, espiritual y estética de nuestra era.

[…] su palabrería atea, su pantomima del agujero negro, y su tremendismo ecologista demostraban su vulgaridad intelectual, su alma seca (su único y verdadero agujero negro) y que los hombres que por tal de no creer en Dios, creen y nos quieren hacer creer en cualquier cosa, acaban convertidos en unos deplorables patanes, por muy válidos que sean en su especialidad elegida.

Su fanatismo medioambientalista le delataba como demagogo y populista, […]

Esta pedantería de supermercado, tan nuestra, esta postración ante el predicador hortera mientras siguen tan vacías las iglesias, y la costumbre de oveja de preferir dirigirse hacia donde todo el mundo va en lugar de buscar la verdad salvífica, conducen de un modo inevitable a la adoración de falsos ídolos como Hawking, agigantado por nuestra agigantada ignorancia y nuestra desoladora falta de tensión espiritual.

Murió un socialista, murió un charlatán -valga el pleonasmo- murió otro héroe de los resentidos y como todos ellos murió sin haber entendido nada de lo sustancial, […]

Y por supuesto el periódico, fiel a su más que dilatada trayectoria de bajeza profesional, no ha dado muestra alguna de rectificación.

Entradas relacionadas:

Videos relacionados:

Un poco de humor para combatir la irracionalidad y la superstición de la Semana Santa cristiana

$
0
0

En uno de los días probablemente más irracionales del año, en donde se celebra ese más que intragable cuento de idas y venidas terrenales de un híbrido alienígena durante la famosa Semana Santa que los cristianos llevan dos mil años intentando imponer como cierta, el siguiente video presenta una explicación más racionalista (y por tanto más prosaica) y también blasfema de los supuestos hechos acaecidos hace dos mil años, en un más que irónico uso de la siempre útil Navaja de Ockham.


[Video racionalista y blasfemo sobre Semana Santa]

 

Entradas relacionadas:

 

Videos relacionados:

La deshonestidad intelectual, y también profesional, de los científicos religiosos

$
0
0

En el mundo de la Ciencia el diseño experimental con sus controles es el elemento fundamental sobre el que luego se basan los resultados y conclusiones. Si el experimentador no ha tenido en cuenta todas las variables que afectan al experimento, el estudio puede estar severamente comprometido, invalidando incluso sus conclusiones. Y este principio básico en Ciencia es el que constantemente incumplen los científicos religiosos en su quehacer profesional.

Cualquier estudiante de doctorado sabe que para llegar a conclusiones sólidas, los estudios deben incluir los pertinentes controles que tengan en cuenta todas las variables conocidas que pudieran afectar de una u otra manera a la obtención de los resultados, de los que luego se extraerán unas conclusiones que serán tan sólidas como lo hayan sido los resultados y controles en las que se basan.

Así por ejemplo, en un ensayo clínico para determinar la supuesta efectividad de un fármaco es absolutamente vital que los dos grupos de pacientes que después tomarán el placebo o el medicamento a testar sean lo más similares posible. Porque cualquier diferencia entre los grupos: desigual porcentaje de adultos versus ancianos, hombres frente a mujeres, etc. puede dar lugar a una posterior estadística errónea que sugiera que el fármaco estudiado es efectivo o inútil, enmascarándose entonces su efecto real. Esto es así porque múltiples factores: edad, sexo, origen étnico y otros factores genéticos, hábitos alimenticios, costumbres más o menos dañinas como el consumo de alcohol o tabaco, enfermedades previas no relacionadas, etc. pueden afectar tanto a la morbilidad como a la mortalidad de la enfermedad a estudiar, así como a la propia función del medicamento. Es por ello que en los ensayos clínicos tras un estudio exhaustivo de todas las características de los pacientes a incluir se realiza después una aleatorización estratificada para garantizar la asignación de un número equivalente de participantes con una característica considerada como influyente en la respuesta a la intervención a cada grupo del ensayo.

Llegados a este punto es interesante recalcar que esta estratificación o subdivisión en grupos de pacientes, además de por edad, sexo y demás factores anteriormente mencionados, puede incluir cualquier otro factor que sin haber sido todavía demostrado como relevante merezca el  interés o la sospecha por parte del personal científico-médico que diseña el ensayo clínico. Si luego esta característica es relevante o no es asunto del análisis de los posteriores resultados.

Ahora supongamos que en EEUU, por ejemplo en el “Second Anabaptist Hospital” de la ciudad de Montgomery, en el más que cristiano estado norteamericano de Alabama se monta un ensayo clínico para determinar la eficacia de un nuevo antitumoral.  En este hospital, fundado en la segunda mitad del siglo XIX por piadosos miembros de esta variante protestante y financiado hasta la fecha por la iglesia local y algunos de sus más que adinerados miembros, por supuesto que trabajan una mayoría de abnegados y más que competentes médicos anabaptistas que compaginan su reconocida labor profesional con una más que ferviente fe en los incuestionables dogmas de su Iglesia.

En la reunión de coordinación del ensayo clínico, uno de los encargados hace notar que además de incluir los parámetros habituales antes mencionados, sería necesario añadir un nuevo elemento a considerar: la religión. Por supuesto, todos los presentes dan su aprobación a tal modificación porque como buenos Anabaptistas del Cuarto Día que son, todos ellos saben del más que poderoso efecto de la oración y de los milagros de Nuestro Señor, ya que además de haber escuchado innumerables ejemplos a lo largo de su más que inexcusable asistencia dominical a los oficios religiosos, algunos de ellos además han vivido de primera mano: con amigos, familiares o incluso en primera persona como enfermedades más o menos graves e incluso a veces terminales (es que la magnanimidad del Señor con su rebaño anabaptista no tiene límites) se curaban mediante la divina intercesión.

Por ello, y como además de fervorosos cristianos son también médicos competentes, deciden incluir el mismo porcentaje de creyentes y de ateos en los dos grupos a estudiar, no sea que por azares del destino o por las malas artes del Maligno (que todos sabemos que siempre está al acecho) caigan más ateos en el grupo del medicamento y la siempre generosa benevolencia de Nuestro Señor Jesucristo acabe enmascarando la potencia del fármaco por un aumento de curaciones milagrosas en el grupo placebo, sobre todo teniendo en cuenta que el tipo de enfermedad a estudiar en este caso es una más que mortal variante de cáncer infantil. Y ya se sabe que en estas enfermedades tan sensibles, las esperanzadas oraciones del rebaño cristiano son mucho más perseverantes y tienden a ser mejor escuchadas en las alturas celestiales.

Por ello, y para no dejar sombra de duda sobre los futuros resultados, nuestro plantel de piadosos médicos decide estratificar a los pacientes de la manera más rigurosa posible, ya que bien saben ellos que no todos los creyentes, ni siquiera todos los cristianos, tienen el mismo grado de favor del Altísimo. Así los pacientes serán clasificados no sólo según su creencia o increencia, sino también por su filiación religiosa porque es más que evidente que siendo ellos (los anabaptistas) los que adoran correctamente al Único Dios verdadero serán los niños enfermos de su congregación los agraciados durante el ensayo clínico con mayor número de milagros en respuesta a la siempre efectiva oración. Después, por supuesto los baptistas y otras variantes próximas, que aunque erróneas ellas sin embargo tienen mucho en común con la Verdadera Fe, serán probablemente los siguientes en recibir los favores divinos. Protestantes en general y finalmente los siempre idólatras católicos conformarán respectivamente el penúltimo y el último objeto de la misericordia divina.

En último lugar, y con ayuda de los siempre sabios predicadores de la congregación, deciden incluir en un mismo grupo al resto de creyentes (puesto que a Dios le disgustan lo mismo judíos, musulmanes, budistas, hinduistas, etc.) junto con agnósticos y ateos, puesto que desde el punto de vista teológico todos ellos ofenden tanto al Señor que no se espera razonablemente ningún milagro en favor de esas descarriadas almas, por muy inocentes que sean esos pequeños, que además irán irremisiblemente al Infierno por toda la eternidad. Y total, son tan escasos estos pecadores en las consultas del mencionado hospital y del resto de sanatorios cristianos del Cinturón de la Biblia incluidos en el estudio, que la estadística iba a servir para poco.

Además, nuestros protagonistas encuentran una ventaja adicional a este diseño tan rigurosamente detallista del ensayo clínico, y es que servirá también para demostrar de una vez por todas (y de la manera más científica posible) ese poder de la oración (eso sí debidamente dirigida a su verdadero receptor) que tan benevolentemente fue revelado en la Sagrada Biblia.

Ahora bien, sorprendentemente este hipotético experimento o cualquier otro similar nunca se lleva a la práctica, aun cuando a veces estén implicados fervorosos científicos cristianos en sus más que infinitas variantes, musulmanes, judíos o hinduistas.  Por lo que surge la duda ¿estos científicos son malos profesionales que no saben diseñar correctamente un experimento? ¿o simplemente es que no son tan creyentes como dicen afirmar?

P.D.

Y no es ya que en la actualidad los científicos religiosos no tengan en cuenta la Hipótesis de Dios, es que incluso en los albores del método científico, donde la omnipresencia religiosa era tan evidente como abrumadora, tampoco. Porque hasta los más que supuestamente piadosos pastores presbiterianos de la Iglesia de Escocia Alexander Webster y Robert Wallace, allá por el ya lejano año de 1744 decidieron (con muy buen juicio por cierto) que los milagros no afectaban a sus cálculos estadísticos sobre esperanza de vida ¡Y eso que lo que calculaban era la de sus también correligionarios en la verdadera fe! tal y como comenté en una entrada antigua.

Entradas relacionadas:

 

 

 

¡Por fin! los creacionistas han demostrado que el darwinismo es erróneo

$
0
0

Los literalistas bíblicos, principal aunque no exclusivamente norteamericanos, llevan décadas “argumentando” que el evolucionismo es simplemente una monumental estafa montada por miles de científicos ateos y que su dios, aunque distinto para cada variante cristiana, es el único creador de todo el Universo. Y aunque en estos años han intentado demostrar su “verdad”, no es hasta ahora mismo cuando han podido presentar la evidencia definitiva que desmonta al darwinismo ateo para mayor gloria de su más que imposible señor zarza-zombi-paloma.

Y así, tras arduos estudios “teóricos” (puesto que eso de ensuciarse las manos desenterrando fósiles, mezclando líquidos en matraces, cortando y pegando genes de microorganismo o ratones y demás sobrevaloradas tareas que llevan a cabo esos siempre sospechosos, cuando no directamente herejes investigadores) uno de los más “preparados” defensores del creacionismo, el supuesto Dr. Kent Hovind que dice poseer un doctorado en “educación cristiana” por la “Patriot Bible University” (una más que falsa institución “académica”) ha encontrado la prueba definitiva de que Darwin y los miles de científicos evolucionista del último siglo y medio son en el mejor de los casos unos zoquetes, cuando no unos impíos mentirosos.

Parece ser que, después de mucho “estudiar”, Hovind ha identificado al culpable del derrumbe de todo el castillo evolucionista. Y aunque no se lo crean, este es nada más y nada menos que el más que humilde brócoli. ¡Sí señor! Con un par, como dirían los castizos. Ken Hovind ha declarado en su canal de video de Youtube (que tiene más de 91.000 descerebrados seguidores) que

¿Cómo podría el brócoli haber evolucionado lentamente por casualidad? Me gustaría una respuesta a eso. Una respuesta muy simple. ¿Cuántos billones de pasos intermedios tendría que haber para cambiar una ameba o una criatura unicelular en brócoli? ¿Hay alguna evidencia científica para estos supuestos cambios en los que ustedes creen?

Y lo más risible de todo este asunto, que únicamente pone en evidencia al sistema educativo occidental (incapaz de enseñar nada a personas como Hovind, que no desentonarían nada destripando terrones en cualquier aldea perdida de la mano de dios durante el oscuro Medievo), es que el brócoli es sólo una variante artificial más de la planta silvestre Brassica oleracea.

Y todas estas variantes ha sido creadas (y aquí sí que es correcto utilizar el término Diseño Inteligente) mediante selección artificial por el hombre. Primero durante siglos de cruces empíricos por parte de agricultores autodidactas que utilizaron el mismo método que más tarde haría famoso el genial Mendel con sus guisantes, y últimamente por compañías biotecnológicas. De tal manera que de la humilde Brassica ha surgido también el brécol, la coliflor, el repollo, la berza, la col de Bruselas o el colirrábano entre otras plantas comestibles de la actualidad.

¡Todo un ejemplo de plasticidad genética!

Entradas relacionadas:

* Las universidades cristianas estadounidenses cada día más cerca de las madrazas islámica

* Para encontrar creacionismo en la escuela pública no hay que ir demasiado lejos 

* Michael Specter hablando sobre el peligro del pensamiento anticientífico

* Probando la Hipótesis de Dios: Victor Stenger in memoriam

* Michael Specter hablando sobre el peligro del pensamiento anticientífico

* 90 años de creacionismo

* El geriniol es el psicotrópico más potente, adictivo y peligroso del mundo

* El intranscendente lugar del hombre y lo absurdo del creacionismo por Francisco Ayala

* Creacionismo en la escuela del siglo XXI

* Creacionismo pagado con dinero público

* La religión anula el raciocinio hasta en las personas más instruidas

* La gran paradoja científica estadounidense

* ¿Se debe debatir con creacionistas?

* La Meca es el centro electromagnético del planeta o cómo el Islam se impone al pensamiento científico

* La hipótesis de Dios

* Richard Dawkins sacudiendo conciencias en EEUU

* Mensaje para los escépticos del creacionismo

* La Academia Pontificia de las “Ciencias”, la prostitución del conocimiento por la irresponsabilidad de algunos investigadores

* Creacionismo: ¿religión, ciencia o política?

* Un poco de humor contra la estupidez del creacionismo

* Preocupante ofensiva de invierno anticientífica en los EEUU

* Bill Maher entrevista a Francis Collins

* Ciencia, anticiencia y religión según el físico y filósofo norteamericano Victor Stenger

* Ciencia en el Midwest – Dios en la biblioteca, Dios en el diván

 

 

Giordano Bruno y la inmensidad del Universo

$
0
0

El interesante documental Cosmos mostrando en ya tristemente famoso ejemplo de Giordano Bruno frente al terrible papel del dogmatismo y del control del pensamiento que han ejercido las creencias hasta hace muy poco tiempo (eso en algunos países del denominado primer mundo, porque en la mayoría de las naciones todo sigue prácticamente igual).

 

Y lo verdaderamente sorprendente del caso es que la genial intuición de Bruno, si peca de algo es de ser demasiado simplista para intentar comprender el inimaginable, inextricable y maravillosamente complejo Universo en el que vivimos, un Cosmos infinitamente superior al ideado por los tristes diosecillos de pastores de cabras de los desiertos palestinos y arábigos, a cuyas cortas y más que ignorantes visiones siguen anclados miles de millones de nuestros más simples congéneres.

 

Entradas relacionadas:

Matemáticas alternativas

$
0
0

El siguiente e irónico video incide en ese más que erróneo concepto educativo consistente en no enseñar conceptos científicos “polémicos”, en aras de una mal entendida neutralidad educativa, y así no ofender los principios y las creencias de los ciudadanos más iletrados.

Porque aunque por supuesto nadie ¿todavía? cuestiona los más elementales principios de las matemáticas, sin embargo otros conceptos científicos profundamente establecidos como es la Teoría de la Evolución están siendo difuminados, cuando no directamente olvidados, para no ofender a esas familias de tan “sólidas” como erróneas creencias tan abundantes en el mundo anglosajón.

Porque, tal y como publicó hace ya años la prestigiosa revista Science, en EEUU los profesores de ciencias no enseñan evolucionismo para evitar “enfrentamientos” con padres y consejos escolares, hecho que también denunció el siempre combativo Richard Dawkins en uno de sus documentales.

Y por supuesto, si los creacionistas no deben ser “ofendidos” por la Ciencia, en una democracia acabarán siendo respetados también los “sentimientos” de otros irracionales de la misma especie como son los negacionistas del SIDA, los activistas antivacunación o los defensores del delirante mundo de las medicinas chamánicas en su más que infinita variedad. Y si no al tiempo.

 

Entradas relacionadas:

Vacuna impura: desastre sanitario seguro

$
0
0

Una de las más sorprendentemente irracionales consecuencias de la religión es que obliga a ciudadanos del tecnológico siglo XXI a vivir bajo códigos de comportamiento inventados hace milenios por individuos que en la actualidad no pueden ser considerados más que analfabetos profundos. Y por supuesto, cuando se trata de salud pública el resultado no puede ser más que desastroso.

El mundo musulmán se rige por un más que complicado código alimentario, en el que la forma de matar al animal y su posterior procesamiento determinan si su consumo es aceptable o por el contrario el alimento no puede ser ingerido so pena de riguroso castigo. Entre los alimentos prohibidos destaca el cerdo, el animal impuro por excelencia que no sólo no puede ser consumido de ninguna manera sino que para un musulmán el simple contacto con cualquier parte del mismo es equivalente a sufrir una infección. Y dentro de esta prohibición que ya dura más de un milenio el Consejo de Ulemas de Indonesia, alertado de que en la fabricación de la famosa y más que vital vacuna triple vírica, esa que inmuniza frente a los virus del sarampión, la rubeola y las paperas, se utiliza una enzima proveniente del más que impuro puerco ha emitido una nueva fatwa prohibiendo su administración. Una vacuna que según datos de la OMS ha evitado más de 20 millones de muertes en todo el mundo en las dos últimas décadas.

Y el problema es más que serio, ya que tras la prohibición emitida hace un par de meses, en varias regiones de este país (que con sus más de 266 millones de habitantes es el cuarto más poblado del mundo y el primero del mundo musulmán) las tasas de vacunación han caído por debajo del 70% de los niños y en la provincia de Aceh, en donde la sharía es fuente de derecho prácticamente se ha dejado de inmunizar, con tasas de nueva vacunación inferiores al 10% de los niños.

Así que a la vista de estos hechos es más que probable que en los próximos años los casos de las tres mencionadas enfermedades se disparen entre la infancia indonesia, aumentando tanto la morbilidad como la mortalidad infantil porque sacar al mercado una nueva vacuna que sustituya la tripsina de cerdo por otra enzima equivalente de un animal menos impuro puede llevar casi una década por las excepcionales medidas de control y seguridad que tienen que superar estos medicamentos. Eso por supuesto sin necesidad alguna real de llevar a cabo este largo y costoso desarrollo científico-técnico, ya que este problema es debido al rigorismo de algunos barbudos “expertos”, aun cuando en otros países islámicos los ulemas correspondientes han llegado a la conclusión de que una proteína purificada de cerdo no es problema frente al riesgo que significa no vacunar.

 

Entradas relacionadas:


Cuando los animalistas le hacen el juego (y aumentan los beneficios) de las multinacionales

$
0
0

El movimiento de liberación animal lleva décadas batallando para eliminar la más que necesaria experimentación animal y desgraciadamente acaban de conseguir una victoria, que lejos de poder ser celebrada, va a permitir a las multinacionales del sector ahorrarse mucho dinero en controles de seguridad e incluso a la larga poner en riesgo la vida de muchas personas.

La Agencia de Protección del Medio Ambiente estadounidense (EPA) es el organismo del gobierno federal de los EEUU encargado de proteger la salud humana y el medio ambiente en todas sus variantes: aire, agua y suelo. Cuenta con más de 14.000 expertos repartidos en docenas de laboratorios y su cometido principal es realizar todo tipo evaluaciones ambientales sobre cualquier aspecto que pueda afectar a la salud y al medio ambiente. Además tiene la responsabilidad de mantener y hacer cumplir las normas y leyes estadounidenses sobre el medio ambiente. Por tanto su labor es absolutamente vital para que la ciudadanía estadounidense (y por extensión la de gran parte del mundo, puesto que esta agencia sirve como referencia a otros muchos países) no se exponga a contaminantes, tóxicos o cualquier otra sustancia que pueda dañar la vida humana y por extensión la biota de la primera potencia mundial. Para cumplir su labor tiene grandes poderes ejecutivos entre los que se incluyen multas y sanciones entre otras medidas.

Pero entre sus múltiples poderes destaca el de emitir regulaciones, que son de obligado cumplimiento dentro de la legislación federal de los EEUU y que determinan los estándares de calidad de aire, el agua o el suelo, por lo que estas normativas están siempre sujetas en una democracia a la presión de diversos colectivos enfrentados. Así en general, los grupos ambientalistas y los defensores de la salud pública abogan para que la EPA sea cada vez más restrictiva en sus estándares y medidas y por el contrario la siempre poderosa industria de los EEUU tiende a considerar que esta agencia es una extralimitación del gobierno que únicamente añade regulaciones innecesarias que dificultan la sacrosanta libertad empresarial en el marco del más que incuestionable imperio del neoliberalismo. Pues bien, los lobbies (financiados por la industria) que presionan a la EPA para que relaje las exigencias medioambientales han encontrado un más que inesperado aliado en el cada vez más mediático (y por tanto poderoso) movimiento de liberación animal, de tal manera que las presiones de estos dos aliados más que extraños: grandes empresas y defensores de la eliminación de la experimentación animal ha llevado a la EPA a anunciar que en el año 2035 dejará de financiar totalmente y de realizar cualquier tipo de ensayo que incluya mamíferos y que a partir de hoy mismo se empezará a reducir drásticamente dichos estudios. Algo que puede iniciar una reacción en cadena en otros organismos relevantes de la investigación en EEUU y quizás en otros países.

Esta sorprendente (y más que nefasta) decisión ha sido más que celebrada por diversos colectivos en defensa de los animales porque según Justin Goodman, vicepresidente de un grupo de animalistas con sede en Washington

es una victoria decisiva para los contribuyentes, los animales y el medio ambiente

Y aunque parece que no se ha dado cuenta con su (más que peligrosa) argumentación (para la salud humana) este animalista ha tocado como primer punto el más candente: el dinero de los contribuyentes pero también de las empresas, tal y como se ha encargado de recalcar Andrew Wheeler, un alto cargo de la EPA que indicó bien a las claras por donde soplan los nuevos aires en las diferentes agencias bajo la administración Trump al decir que

la experimentación con animales es costosa y requiere mucho tiempo

Porque cualquier producto que en la actualidad sale al mercado en los EEUU debe asegurar su inocuidad y entre las diversas pruebas exigidas actualmente está la de no ser tóxico en los siempre útiles modelos animales, generalmente el humilde ratón de laboratorio. Pero a diferencia de los modelos in vitro, en donde en unos pocos días (y por poco dinero) se puede observar si un determinado compuesto mata a células en cultivo, los experimentos de toxicidad en animales son largos puesto que no sólo hay que observar que los ratones no mueran de manera inmediata o a corto plazo, sino que hay que determinar también si aparecen reacciones o daños a largo plazo, por lo que también son muy costosos puesto que hay que mantener a los animales en animalarios cada vez más sofisticados durante semanas o meses y luego analizar múltiples tejidos y órganos de esos mismos animales para descartar efectos secundarios localizados, y esos análisis están lejos de estar automatizados.

Y este ha sido desde siempre el caballo de batalla de la industria, eliminar los ensayos con animales y sustituirlos por otros “más rápidos, fiables y baratos”. ¿Y cuales serían estas nuevas y maravillosas pruebas que permitirían eliminar a los animales de la ecuación regulatoria? Pues según los portavoces de la industria y de los animalistas los modelos bioinformáticos

y la tecnología de “órganos en chip” son la solución.

¿El problema? Que a día de hoy y más que previsiblemente en el 2035, a pesar de la inyección de fondos que dice “asegurar” la EPA que va a realizar en los próximos años en el campo, ninguna de estas dos aproximaciones más que parciales, aun cuando estuvieran lo suficientemente perfeccionadas, servirían nunca para replicar todas y cada una de las complejísimas interacciones que se dan a nivel fisiológico en un ser vivo.

Porque no hay que ser ya un investigador experto en biomedicina, sino cualquier estudiante universitario, para saber que un ser vivo es el más que complejo resultado de una jerarquía de niveles de organización desde las moléculas, pasando por las células, los tejidos y los órganos hasta llegar a la homeostasis final del organismo completo.

Así, siendo reduccionistas si sospechamos que un compuesto químico puede interaccionar con un proteína se puede hacer un ensayo in vitro. Si queremos saber si otra molécula es tóxica para hepatocitos o células pulmonares también se pueden ensayar cultivos de estas estirpes celulares. Pero ¿tendremos dentro de 5, 10 años o en el 2035 “órganos en chip” para todos y cada uno de los tejidos y órganos del cuerpo humano? Porque si se han desarrollado varios o muchos de estos miniórganos artificiales, pero falta por ejemplo el correspondiente al hígado o al corazón la pregunta más que relevante que hay que trasladar a la opinión pública es si vamos a jugar a la ruleta rusa con un nuevo compuesto porque no ha dado toxicidad en los otros 15 órganos artificiales ya disponibles, simplemente por no sacrificar a un par de docenas o de cientos de ratones por motivos éticos o peor aún, por motivos pecuniarios.

Es más, aun cuando esta quimera (por ahora casi de ciencia ficción) de los miniórganos artificiales, se hubiera cumplido en su totalidad todavía faltaría analizar el componente holístico (tomado en el sentido etimológico de la palabra propiamente dicho y no en el místico). Ya que a día de hoy sabemos (y lo que nos queda por conocer) que por ejemplo el corazón no es sólo un conjunto de células cardiacas o el hígado de hepatocitos, sino que diferentes sustancias biológicas producidas en otros tejidos y células itinerantes (principalmente, pero no sólo del sistema inmune) juegan un papel fundamental en la correcta homeostasis de cada órgano en particular.

Por poner un más que llamativo ejemplo de mi campo de investigación, la inmunología, un grupo de colegas del CNIC descubrieron hace algún tiempo (por cierto utilizando a esos sufridos ratoncillos de laboratorio) que unas células del sistema inmune llamadas neutrófilos, tenían dos funciones fisiológicas diferentes asociadas a los ritmos circadianos. Durante el día, cuando el organismo se encuentra en actividad y puede entrar en contacto con patógenos, los neutrófilos  patrullan los tejidos periféricos raudos para acudir a las heridas y proceder a la eliminación de las bacterias que hayan podido entrar en el organismo mediante un proceso denominado fagocitosis del agente infeccioso. Esta es su función primordial ya conocida desde hace décadas. Sin embargo nuestros investigadores descubrieron que al llegar la noche, cuando el organismo entra en fase de sueño, estas células abandonan los tejidos periféricos (ya que es poco probable que durante esas horas se produzcan heridas) y migran al corazón en donde realizan una segunda función de reparación de tejido cardiaco. Alterando el patrón circadiano de ratones de laboratorio, estos investigadores encontraron que cuando se obligaba a los neutrófilos a quedarse en los tejidos periféricos, al no migrar nocturnamente al corazón los animales eran más resistentes a las infecciones, aunque por otra parte estos ratones se volvían extremadamente sensibles al infarto. Después los investigadores demostraron que este tipo de migración circadiana de los neutrófilos también se produce en humanos. En un modelo de “corazón en chip” este tipo de complejas relaciones (que no olvidemos ha sido descubierta al utilizar un modelo animal) quedarían fuera del análisis y una sustancia que alterara este patrón circadiano de los neutrófilos no podría ser detectada,  el ensayo no daría toxicidad alguna y sin embargo los ciudadanos desprotegidos por las agencias públicas “ahorradoras” de tiempo y dinero podrían ver comprometida su salud cardiovascular severamente al ingerir la mencionada sustancia.

Algo similar ocurre con los modelos bioinformáticos, que tampoco olvidemos se nutren de los datos experimentales (también obtenidos por esos ahora poco éticos y casi delictivos ensayos con animales) para sus simulaciones, de tal manera que si los complejos mecanismos que actúan coordinadamente en cada órgano no se conocen con exactitud, los resultados que ofrezcan esas computaciones serán en el mejor de los casos un simple ejercicio teórico, nada práctico y más que peligroso ensayo para determinar si un compuesto es inocuo o tóxico en tal o cual situación fisiológica.

Visto en perspectiva, tanto los modelos bioinformáticos o los análisis “en chip”, lejos de sustituir a los actuales modelos animales se deberían incluir dentro de los protocolos habituales de determinación de toxicidad tras los análisis con células in vitro anteriormente indicados y antes de los propios estudios con modelos animales, de tal manera que si alguna sustancia implicara una alta probabilidad de toxicidad computacionalmente o en estos ensayos con miniórganos, el compuesto se debería desechar sin necesidad de exponer a varias decenas o centenas de animales en costosos (y probablemente fallidos) ensayos in vivo. ¡Eso sí que sería verdadera preocupación por el bienestar animal sin tener que escatimar en la salud pública humana!

Pero jugar con la vida de las personas porque un algoritmo cibernético o varios miles de células cardiacas y similares colocadas encima de una sofisticada placa de Petri del siglo XXI no detecten la toxicidad de tal o cual compuesto, sólo para acortar y abaratar los tiempos y los costos de las evaluaciones ambientales o para dar tranquilidad a la conciencia de unas personas que por otra parte comen mayoritariamente (como casi todo hijo de vecino) y hasta con sumo placer a veces la carne de los más variados mamíferos puede ser una de las mayores irresponsabilidades que las autoridades competentes en la materia puedan perpetrar.

P.D.

Los modelos murinos pueden no ser perfectos (tal y como más que interesadamente multinacionales implicadas y animalistas sin formación difunden a los cuatro vientos) porque a pesar de que compartimos el 99% de los genes con ellos, entre ratones y sapiens existe la friolera de 75 millones de años de separación evolutiva, más o menos cuando todavía dominaban el mundo los dinosaurios del Cretácico. Ello significa que quizás no todo lo que daña o mata a un ratón puede que no actúe de forma similar a un humano pero ¿quién va a apostar su vida por ello? Es por tanto que los miniórganos derivados de células humanas, con todas sus limitaciones, puedan rellenar un pequeño hueco acerca de la especiación humana y eliminar alguno de los compuestos que no siendo tóxicos para los simpáticos roedores sin embargo interaccionen negativamente con alguna de las nuevas rutas biológicas inventadas por nuestros ancestros primates en los últimos eones. En resumen, sí a las nuevas tecnologías aplicadas a la seguridad medioambiental pero sin descartar nunca a los viejos (y más que útiles) ensayos tradicionales, aún cuando signifique la muerte de esos simpáticos y más que útiles ratoncillos de laboratorio con los que es dificil no encariñarse después de varias décadas de interacción.

Entradas relacionadas:

* Experimentación animal: al final tendremos que investigar sólo con humanos 

* ¿Es éticamente reprobable trabajar con animales de experimentación?: El caso de la Universidad de Oklahoma

* ¿Son imprescindibles los animales de experimentación?

* De ratones y hombres: amor, fidelidad, familia y cuidados parentales

* Alteración de la conducta humana por parásitos y el libre albedrío

 

En el estado norteamericano de Ohio los profesores deberán aceptar como válidas respuestas bíblicas a cuestiones científicas

$
0
0

El congreso del estado norteamericano de Ohio acaba de aprobar la “Student Religious Liberties Act”, una ley que impide que los profesores penalicen en sus notas a los estudiantes que den respuestas incorrectas en cualquier tarea escolar, incluidos los exámenes, siempre y cuando los argumentos presentados por el alumno se ajusten a sus creencias religiosas.

Es evidente que esta ley puede afectar gravemente a la docencia del actual conocimiento científico en los más diversos campos de la Física, la Geología o la Biología, puesto que la simplista visión emanada de los diferentes libros sagrados, en donde se afirma un pequeño universo de cartón piedra, con unos pocos miles de años de antigüedad y en donde una más que chapucera “Inteligencia” creó a todas las especies animales y vegetales en un instante (con todas sus más que evidentes limitaciones fisiológicas como en el caso de los sapiens: existencia de pezones en los machos, una columna vertebral vertical que genera múltiples problemas motores y un más que estrecho canal del parto, una retina colocada del revés y que deja un punto ciego o nuestra más que omnipresente confusión mental entre causalidad y casualidad y el resto de sesgos y atajos del pensamiento humano) choca frontalmente con el casi infinito y a efectos humanos más que intemporal Cosmos que nos están desvelando la Astronomía y la Cosmología, un universo al que si nuestro actual conocimiento de las leyes de la Física es correcto, nunca jamás podremos acceder salvo a esos pocos cuerpos que orbitan nuestra más que insignificante estrella natal, por mucho que media docena de cosmogonías afirmen que ha sido creado para nuestro solaz y disfrute.

Y así, si a partir de ahora un estudiante de Ohio escribe en un examen que las epidemias no son producidas por microorganismos patogénicos sino por la siempre colérica voluntad de una irascible deidad, que los humanos no somos primates primos de bonobos y chimpancés, que la datación radiométrica es totalmente errónea puesto que no pueden existir fósiles o rocas de más de 10.000 años de antigüedad o que el ojo o el flagelo bacteriano son la prueba de un diseño inteligente, pues el profesor tendrá que aceptar como válidas estas más que delirantes respuestas, siempre y cuando el alumno presente como aval los correspondientes versículos de la Biblia o la Torá, las suras del Corán, los himnos de los Vedas o las canciones sagradas de los indios navajo o apaches.

Entradas relacionadas:

* Las universidades cristianas estadounidenses cada día más cerca de las madrazas islámicas

* Para encontrar creacionismo en la escuela pública no hay que ir demasiado lejos

* Michael Specter hablando sobre el peligro del pensamiento anticientífico

* Probando la Hipótesis de Dios: Victor Stenger in memoriam

* Michael Specter hablando sobre el peligro del pensamiento anticientífico

* 90 años de creacionismo

* El geriniol es el psicotrópico más potente, adictivo y peligroso del mundo

* El intranscendente lugar del hombre y lo absurdo del creacionismo por Francisco Ayala

* Creacionismo en la escuela del siglo XXI

* Creacionismo pagado con dinero público

* La religión anula el raciocinio hasta en las personas más instruidas

* La gran paradoja científica estadounidense

* ¿Se debe debatir con creacionistas?

* La Meca es el centro electromagnético del planeta o cómo el Islam se impone al pensamiento científico

* La hipótesis de Dios

* Richard Dawkins sacudiendo conciencias en EEUU

* Mensaje para los escépticos del creacionismo

* La Academia Pontificia de las “Ciencias”, la prostitución del conocimiento por la irresponsabilidad de algunos investigadores

* Creacionismo: ¿religión, ciencia o política?

* Un poco de humor contra la estupidez del creacionismo

* Preocupante ofensiva de invierno anticientífica en los EEUU

* Bill Maher entrevista a Francis Collins

* Ciencia, anticiencia y religión según el físico y filósofo norteamericano Victor Stenger

* Ciencia en el Midwest – Dios en la biblioteca, Dios en el diván

 

Malgastar dinero en un proyecto de investigación chapucero para estudiar la existencia de los milagros ¡todo un record!

$
0
0

Uno de los mayores errores que puede cometer un investigador en dedicar sus siempre escasos recursos y su limitado tiempo en estudiar hipótesis que contravienen frontalmente todo el conocimiento científico previo. Y si además lo hace en tiempos de crisis, y jugando además con las esperanzas de enfermos graves, su comportamiento carece de la más mínima ética profesional. Y agárrense porque el asunto que nos ocupa no puede ser más ridículamente esperpéntico.

Un acreditado especialista cardiaco de Kansas City acaba de inscribir un estudio en “ClinicalTrials.gov“, entidad que aunque pertenece al prestigioso NIH estadounidense es simplemente una base de datos informativa de los estudios clínicos que se están llevando a cabo o se van a realizar en todo el mundo. El NIH no tiene control alguno sobre estos estudios ni los evalúa de ninguna manera, simplemente los inscribe a partir de la información que envían los organizadores, los cuales buscan y/o consiguen financiación pública y/o privada al margen del propio NIH. Es por ello que la responsabilidad y el acierto o la pérdida de tiempo y dinero sólo es responsabilidad de los organizadores de cada ensayo clínico en particular, en este caso el “Kansas City Heart Rhythm Institute”.

Cómo un centro médico, especializado en enfermedades cardiacas, va a dedicar parte de sus recursos a estudiar la posible relevancia de la oración sobre la morbilidad y la mortalidad de pacientes de COVID-19 en situación de extrema gravedad es todo un misterio para mí, con la única salvedad que quizás los organizadores no comprenden muy bien la importante diferencia entre coronario y coronavirus.

Pero vayamos al ensayo clínico en sí, en el que se están seleccionando de manera aleatoria dos grupos de 500 pacientes de COVID-19 ingresados en unidades de cuidados intensivos estadounidenses. Los integrantes del grupo de control recibirán el tratamiento que consideren oportunos sus respectivos médicos, mientras que los otros 500 enfermos serán tratados también convenientemente desde el punto de vista sanitario pero serán objeto adicional de oraciones por su mejoría clínica y su salud. Como dioses hay muchos, y nuestros investigadores parecen no saber cuál de ellos es el realmente verdadero o quien será más receptivo a las súplicas humanas han decidido hacer cinco grupos iguales de repcetores de oración: budismo, cristianismo, hinduismo, islam y judaísmo. Los investigadores kanseños analizarán después los historiales clínicos en busca de diferencias en mortalidad y/o recuperación médica del millar de pacientes en relación con las súplicas específicas recibidas.

Dejando de lado el absurdo y el dispendio de montar un ensayo clínico con mil pacientes (algo por cierto nada obvio ni sencillo) para detectar si entidades solo existentes en la fértil y más que disparatada imaginación de algunos humanos (tal y como han demostrado los más variados estudios de antropología, biología evolutiva, neurociencias, psicología, psiquiatría y hasta de historia), lo primero que debería preocupar es la ética en la selección de los pacientes.

Según el protocolo previsto los criterios de inclusión en este ensayo son tres: personas mayores de edad, que hayan dado un positivo confirmado para COVID-19 y aquí viene el tercer criterio y quizás el más peliagudo, que sean pacientes ingresados en las UCIs. Imaginen la situación, la UCI del Hospital Presbiteriano de Kansas City tiene un par de docenas de enfermos muy graves por COVID-19, ya que por estar en este tipo de instalaciones están luchando por su vida. Aparece un médico adscrito al ensayo clínico (o peor aún, un médico de esa misma UCI que ha aceptado la labor de búsqueda de pacientes para el ensayo a cambio de un generoso estipendio) enfundado en su traje protector (¡qué para eso es uno de los mejores hospitales del Medio Oeste!) y empieza a hablar con el primero de eso pacientes cuyos síntomas son fuerte tos, importante dificultad para respirar, fiebre alta junto con algunas otras patología previas (diabetes, hipertensión, enfermedad renal crónica o asma), con el agravante de algo todavía mucho más peligroso: insuficiencia respiratoria hipoxémica que es

una hipoxemia arterial grave refractaria al tratamiento con suplemento de oxígeno. Está causada por un cortocircuito intrapulmonar de sangre por colapso u ocupación del espacio aéreo. Los hallazgos incluyen disnea y taquipnea. El tratamiento casi siempre requiere ventilación mecánica.

El médico le indica al paciente que está reclutando voluntarios para un nuevo ensayo clínico frente al coronavirus, que cumple todos los requisitos y que si acepta podrá entrar inmediatamente en el estudio. Los ojos del paciente brillan llenos de esperanza y gratitud, puesto que entiende que, aunque no hay tratamiento específico alguno para su enfermedad, el hecho de que el ensayo clínico se esté realizando significa que habrá alguna prueba que ese nuevo procedimiento o medicamento puede combatir esa infección que le está carcomiendo los pulmones. Como no puede casi hablar por encontrarse intubado asiente maravillado a la espera de más información. Y aquí nuestro médico (que es muy profesional) pasa a explicarle en primera instancia que al ser un ensayo clínico de doble ciego puede que el azar le incluya en el grupo de control y que nadie lo sabrá hasta que el estudio concluya. Esta posibilidad entristece un poco a nuestro paciente, pero como buen primate que lleva a sus espaldas miles y miles de años de especismo humano se convence rápidamente en que va a tener suerte y seguramente caerá en el grupo del tratamiento, total tiene un 50% de probabilidades y él es un hombre de suerte. No por nada hace unos años en la fiesta del ganado del condado de Wichita le tocó en la tómbola de la parroquia un hermoso gorrino y hace unos meses además consiguió un premio de 1.000$ en la lotería estatal. Porque desgraciadamente así funciona la mente humana, haciendo esas delirantes conexiones mentales para justificar lo que no es más que puro azar.

Llegados a este punto nuestro doctor pasa a explicar la mecánica del ensayo para esa afortunada mitad en la que nuestro paciente “sabe” ya que estará incluido. Lo primero es que no se probará ningún medicamento (ni siquiera la famosa cloroquina que Trump dijo que mataba al virus, algo que nuestro paciente como buen kanseño y votante del republicano estado del girasol la tomaría a puñados y con los ojos cerrados) ni tampoco ningún nuevo y avanzado procedimiento médico, algo que deja un poco perplejo a nuestro desesperado paciente. En cambio el médico, con voz muy profesional, informa al sujeto que lo que se va a estudiar es el posible papel de la oración sobre su enfermedad. Imaginen la cara del paciente, tanta historia para algo que ya están haciendo ¡y gratis! toda su cristiana familia (y de paso también el resto de la congregación de baptistas del quinto día a la que pertenece) desde el mismo día que empezó a tener los primeros síntomas virales. Pero bueno, como los designios de Dios son inescrutables, nuestro paciente sigue adelante ya que por lo menos todo esto servirá para mayor gloria del Señor y que esos malditos ateos comprendan de una vez por todas el infinito poder de Jesucristo.

Cuando el médico comenta que sólo 100 elegidos recibirán las oraciones cristianas, las únicas y verdaderas a los piadosos ojos de nuestro paciente, y que los otros 400 sujetos del estudio serán objeto del rezo por parte de otras religiones, nuestro paciente típico de las llanuras del Medio Oeste seguramente empezará a hiperventilar (si pudiera con tanto aparataje al que se encuentra conectado) y se acercará muy peligrosamente al borde del infarto porque pensará

¿qué narices es eso de que unos musulmanes sospechosos de terrorismo, unos judíos con tirabuzones, unos adoradores del dios elefante y los seguidores de un orondo con orejas grandes hagan una herejía para que un verdadero cristiano se cure? Lo mismo acabo en el infierno para toda la eternidad si Jesucristo nuestro señor ve que me mezclo con esa panda de idólatras e impíos antiamericanos. Si salgo de esta dudo entre demandar a estos malditos herejes con bata o volver al hospital con mi fusil de cazar ciervos y terminar de una vez por todas la obra del Señor.

Y aunque la población de Kansas es mayoritariamente cristiana también hay un 20% de no creyentes que en esos momentos de gravedad extrema pueden indignarse por ese estúpido estudio cuando ellos se están jugando la vida. Y lo mismo los escasos musulmanes, judíos, hindués o budistas que también viven en ese estado y que pueden sentirse ofendidos (porque ya sabemos que una de las principales características de todo creyente es su poca tolerancia a la blasfemia proveniente de otras religiones). Y no digamos ya nada de los preocupados familiares de los enfermos. En resumen, toda una bomba de relojería religiosa a punto de estallar en los hospitales que se adhieran a semejante estupidez clínica.

Pero dejando de lado las cuestiones éticas y religiosas, es que encima este ensayo clínico tiene tales limitaciones que ni siquiera podría detectar la supuesta influencia del rezo en la salud de los pacientes. Señalaré con un ejemplo uno de los principales fallos de este estudio y dejo a la reflexión de los lectores el añadir alguno más. Imaginemos una empresa farmacéutica que presenta un ensayo clínico para probar 5 anticancerígenos ligeramente diferentes entre sí a la manera del estudio de la oración antes indicado. El problema es que en el mercado ya hay otros también muy similares y se sabe que un número indeterminado pero bastante alto de los pacientes a enrolar en el estudio pueden estar tomando ya, en diferentes dosis además, alguno de estos medicamentos. ¿Sería posible sacar algún tipo de conclusión? es más ¿no serían despedidos los responsables de este chapucero ensayo clínico en cuanto alguien con un poco de criterio se diera cuenta del absurdo de estudiar a mil enfermos que no se sabe qué tipo de antitumorales y en qué cantidades están tomando cada uno de ellos?

En resumen, todo un ejemplo de lo que no hay que hacer en biomedicina. Pero ese es el poderoso efecto de la religión, que es capaz de anular cualquier atisbo de raciocinio entre aquellos que caen de alguna manera en sus garras.

 

Entradas relacionadas:

 

 

 

Un antiguo ejemplo de cómo la ciencia convierte en ateos “de facto” a los más piadosos creyentes

$
0
0
Aunque en principio la existencia de científicos religiosos pueda parecer una completa contradicción puesto que no puede haber nada más incompatible entre sí que Ciencia y Religión, el misterio se desvela y la aparente paradoja desaparece en cuando se analiza con rigor la forma de trabajar y sobre todo de pensar de esos aparentes investigadores […]

Las matemáticas y las ciencias no se llevan bien con la religión

$
0
0
A pesar de lo que opinan muchas personas (algunas de ellas incluso buenos científicos), la religión y la ciencia han sido y siempre serán dos facetas totalmente antagónicas que colisionan de manera constante y hasta brutal. Y un reciente estudio ha vuelto a añadir un nuevo dato sobre este más que evidente hecho. Las matemáticas […]
Viewing all 105 articles
Browse latest View live




Latest Images